¿Vivir sin límites?

Seguramente han escuchado frases motivacionales como: ¡Vive sin límites!, ¡Que no te digan que el cielo es el límite, cuando hay huellas en la luna!, ¡Los límites los pones tú, si lo puedes pensar lo puedes hacer! En fin, frases definitivamente inspiradoras pero no sé hasta qué punto son reales. Para mí, que me caracterizo por ser súper optimista y que no me gusta que me digan que no se puede, descubrí que no me siento cómoda con estas frases y digo que es un descubrimiento, porque hubo algún momento de mi vida que esas frases me encantaban, ya les contaré.

Yo entiendo que esas frases suenan bien, que son como la gasolina para que alguien se mueva a cumplir sus sueños, pero no puedo dejar de pensar que esas frases son como una publicidad engañosa, nos dicen lo que queremos escuchar para animarnos, pero no dicen toda la verdad. Por ejemplo: Si fuese verdad que se puede vivir sin límites, entonces ¿Por qué hay semáforos? Algunos ya estarán diciendo: bueno pero algo de normas debe existir para lograr la convivencia. Ojo, yo estoy completamente de acuerdo con esa idea, pero ya desde lo más simple vemos que no es posible vivir sin límites. Otras personas estarán pensando, que no es a ese tipo de límites a los que se refieren las frases. Sin embargo, voy a continuar con la idea para que vean cuál es mi punto.

Para empezar establezcamos algunas premisas, para que algo sea principio de vida, no puede dejar de ser válido al pasar el tiempo ni al cambiar las circunstancias. Entonces veamos si ¡Vive sin límites! aguanta este análisis. ¿Recuerdan que les dije que  hubo una época en la que me encantaban estas frases? Pues fue exactamente a los 16 años, fue a esa edad donde los límites eran perfectamente representados por mis padres y a quienes muchas veces puse a prueba, por eso frases que me dijeran cosas como ¡Vive sin límites! era música para mis oídos, pues era igual a que me permitieran vivir sin las normas de mis papás, ¿Quién no ha soñado eso alguna vez? (espero que no haya sido yo la única). Evidentemente me encantaban  a esa edad,  no sólo porque me decían lo que yo quería escuchar, sino porque me decían como yo quería vivir, por lo tanto estas frases se trasformaron para mí en un lema de vida y un sueño que podría alcanzar al cumplir los 18 años e irme a la universidad que yo quería. No se preocupen que mi intención no es contarles los siguientes 24 años, sino mostrarles que esa frase perdió vigencia rápidamente, pues después llegaron los límites de la residencia estudiantil donde viví, luego los propios que impone la universidad, mas tarde los del trabajo que obtuve y como la vida es una rueda, pues también pasé a ser mamá y  lo primero que me dijeron fue, los niños deben tener límites para poder ser felices.

Límites para poder ser felices, eso explotó en  mi cabeza. Hasta ese momento los límites para mí sólo eran una forma de lograr orden necesario para la convivencia, tal como lo comentamos en párrafos anteriores en el caso de los semáforos. Límites como una forma de orden, es la manera más  básica en la que la mayoría de las personas solemos aceptar el tema de los límites y aún así hay gente que no los cumple, esos casos no los tocaré en esta oportunidad. Les contaba que al ser madre me añadieron un factor más: los límites también estaban relacionados con la felicidad, jamás hubiese pensado a mis 16 años en esta conexión, es más me hubiese burlado con total intensidad de semejante afirmación. Pero bueno, con mis hijas descubrí que si no le ponía límites al tiempo de juego, al tiempo de descanso y al momento para alimentarse se irritaban espantosamente, en fin, sin límites eran infelices.  

Justo cuando nacieron mis hijas pude entender la relación de los límites con la felicidad. Pero eso no era suficiente para concluir que había una relación directa de los límites con la felicidad, ni mucho menos para concluir que era un principio de vida. Así, que decidí analizar algunos posibles escenarios y miren mi sorpresa: pude darme cuenta que con  cada “decisión importante” que tomamos en la vida existen unos “límites naturales” que nos permiten disfrutar de la felicidad. ¿Cómo es eso? ¿Te volviste loca? Por un momento pensé que sí, pero les comparto algunos casos para que vean, lo que yo vi:

  1. Si decides ir a la universidad, el límite natural es que tendrás que perderte alguna fiesta,no podrás ir a todas, de lo contrario alguna mala nota obtendrás o tu graduación se alejará.
  2. Si decides casarte, el límite natural es que es para amar sólo a una persona, con quien te casaste, quienes no han entendido esta regla de juego han perdido su matrimonio o han vivido momentos muy difíciles.
  3. Si decidimos ser padres, el límite natural es que tu tiempo no será sólo para ti, de lo contrario tendrás hijos que no se sentirán queridos y vivirán los problemas propios que esto desencadena.

En fin, si se dan cuenta en cada caso que les presenté hay un límite o regla de juego natural que es exigente y como todo límite nos hace sentir incómodos o quizás es una idea que se nos ha quedado grabada de la adolescencia. Pero si miramos con más detalle,  esos límites no son tan difíciles de vivir cuando somos capaces de ver más adelante, más allá de la vivencia de ese límite. Veamos, perdernos un poco de la diversión de las fiestas no es tan grave si eso nos lleva a graduarnos en lo que queremos, dejar pasar a esa persona que nos llama la atención y volver a mirar a nuestro hogar no es tan difícil si eso nos lleva a disfrutar en un futuro de un verdadero hogar, dedicarle atención a nuestros hijos no es tan difícil si con ello logramos hijos independientes y seguros. Al final vivir esos límites nos permite disfrutar lo valioso de la decisión que tomamos.

Muy bien, cómo dejamos entonces la experiencia de los límites que tuve a los 16 años, si los límites se conectan con la felicidad, ¿Por qué no me hacían tan feliz a  esa edad? Respuesta: porque no fui capaz de levantar la mirada por encima de ese límite y por eso no lograba ver lo que esos límites me iban a permitir disfrutar en un futuro. Por supuesto que evaluar esos límites hoy, después que ya he disfrutado de algunos resultados, es muy sencillo. Pero comprendo perfectamente que levantar la mirada al futuro no es tan fácil, en especial cuando la incertidumbre de la juventud nos acompaña. Justo por eso, quise compartirles el proceso que yo tuve y sigo teniendo con la palabra “Límite”.

Como les dije al inicio, comprendo que la intención de dichas frases sea entusiasmar a quienes estén paralizados en su vida, hasta ese punto puede que funcionen. Sin embargo, debemos estar atentos y cuidar el  alcance que le permitimos a estas frases  dentro de nuestras vidas, pues creer que son aplicables a todos los tiempos y circunstancias puede hacernos sentir decepcionados cuando veamos que no siempre funcionan, al igual que con una publicidad engañosa.

Estoy segura que si haces el mismo ejercicio que hice yo, mirando tu vida hacia atrás, no importa los años que tengas, podrás encontrar esos límites que viviste con incomodidad y que te  permitieron disfrutar más adelante de lo valioso de la vida. O quizás podrás identificar esos límites que ahora estás viviendo y que lo único que te falta, es levantar la mirada para ver con ilusión lo que te espera más allá de esos límites.

Estos son mis lentes. Y tú, ¿cómo lo ves? ¿Qué límites te incomodan?  Coméntanos cuáles son esos límites que te han permitido disfrutar lo valioso de la vida.

Heidi, Alejandro y mis dos hijas

3 comentarios en «¿Vivir sin límites?»

  1. Giuliana dice:

    Me encanta!! Me hacía mucha falta leer algo como esto para recordarme que los límites con los que vivimos hoy en día verdaderamente valen la pena.

    • lentesparalavida dice:

      ¡Gracias Giuliana! fuiste una de las que apoyó esta idea casi desde sus inicios, así que un abrazo nuevamente por acompañarme. Obviamente el distanciamiento social es un límite natural en una situación de pandemia como la que vivimos en el mundo hoy; pero a diferencia de los casos del artículo, la pandemia no es algo que sea parte de nuestras decisiones, por lo tanto sus límites naturales nos cuestan más de lo habitual. Sin embargo, bien como lo dijiste, la recomendación es la misma, mirar con esperanza un poco mas allá del límite. Cada vez falta menos. Gracias por mostrarme otro enfoque, del cual seguro escribiré más adelante. Me encanta que nos encontremos por acá.

  2. lentesparalavida dice:

    ¡Qué bien leerte por acá! Gracias por mostrarme otro enfoque. Seguiremos viendo el tema de los límites con otros lentes más adelante. Me encantó tenerte en lentesparalavida.com

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